El municipio de Negueira de Muñiz, constituye un marco idóneo para la práctica de deportes de montaña como el montañismo, la escalada y el senderismo. El embalse de Salime, enclavado en un paisaje de singular belleza en contacto con la naturaleza, singulariza el paisaje de estas tierras.
Las medorras de 0 Foxo y Vilauxín son algunos de los restos prehistóricos que quedan en el municipio atestiguando una antigua ocupación humana de estas tierras. El monumento más destacado del ayuntamiento es el conjunto que forma la iglesia parroquial y la rectoral; el templo, de fines del siglo XV o principios del XVI, es un edificio de planta de cruz latina con capillas en los brazos y presbiterio cubierto con bóveda de arista. Tiene el frontis con espadaña y puerta adintelada así como un pórtico de pequeñas arcadas con pilares. En el interior tiene dos capillas en los laterales de la nave y la capilla mayor con un retablo barroco del s. XVIII en el que destaca la imagen del Salvador. El presbiterio está cubierto por una bóveda de arista. En la capilla lateral norte hay dos retablos, uno de ellos alberga un Sagrario con el Agnus Dei del siglo XVIII. La capilla lateral sur también posee dos retablos, el izquierdo de estilo barroco datado a fines del siglo XVIII tiene una imagen de El Salvador sedente, románico. Además en esta iglesia se conserva buena orfebrería como una cruz de plata del siglo XIX. El monumento más destacado de Negueira es el Santiago de Ouviñao es otras muestra de arquitectura religiosa. Se trata de un templo rural de nave rectangular con tejado a dos aguas. En el lateral sur un rústico pórtico, lugar de reunión y sala de espera de los feligreses, tal y como atestigua el banco que alberga en su interior. Dentro un retablo de finales del s. XIX. Existen numerosas capillas dispersas por todo el municipio, como las de Pelou, Siera, Vilaseca, San Sebastián, Santa Eulalia y San Ildefonso.
La arquitectura civil la representa principalmente el puente de la barca de Boabdil, de principios del siglo XX.
En este municipio, todavía es posibles observar las pallozas, viviendas características de las zonas de montaña. Las casas de la comarca responden a una tipología peculiar con sus gruesos muros de piedra, tejados de pizarra a cuatro aguas. Suelen tener un hórreo de dos cuerpos, el exterior donde se seca y conserva el maíz y el interior para guardar los productos de la matanza, además de quesos, manteca o miel. Los pilares se sostienen sobre un fuerte muro que sirve de corral, donde se guardan los aperos de labranza de mayor tamaño como el carro o el arado, y las paredes son de tablones verticales, reforzados en las esquinas. El tejado suele ser de pizarra a cuatro aguas, con alerones pronunciados, rematado por un pináculo de piedra labrada. Finalmente, mencionar que, en los bosques entre carballos y castaños, se pueden ver las "ouriceiras", construcciones de planta circular y muros de mampostería, cuya función era la de guardar los "ourizos" de castañas hasta su secado.
