Al igual que toda la sierra de Ancares y la cordillera Cantábrica, el Cuiña se levantó durante la última orogenia alpina. Posteriormente la acción de los glaciares excavó en la zona grandes valles de hasta 700 metros de hondura y varios kilómetros de longitud (como el Valle de Ancares, que se extiende desde el Puerto de Ancares hasta la aldea de Candín). También se formaron algunos circos glaciares en las zonas más altas, como el existente en la vertiente nordeste del Pico Cuiña. La apariencia suave de la Sierra de Ancares, afectada por la erosión, contrasta con las escarpadas paredes de los picos Mustallar, Peñalonga y Corno Maldito, en las zonas más elevadas, que conservan el aspecto anguloso del modelado glaciar.